domingo, 9 de mayo de 2010

La Conferencia Mundial de los Pueblos


Leonardo Boff


Como es sabido, en diciembre de 2009 se celebró en Copenhague la Conferencia Mundial de los Estados sobre el clima. En ella no se llegó a ningún consenso porque fue dominada por la lógica del capital y no por la lógica de la ecología. Esto significa que los delegados y jefes de Estado presentes atendieron más a sus intereses económicos que a los intereses reales o globales de sus pueblos. La cuestión para ellos era: cuánto dejo de ganar aceptando preceptos ecológicos que buscan purificar el planeta, garantizar así las condiciones para la continuidad de la vida. No se veía el todo, la vida y la Tierra, sino los intereses particulares de cada país.

La lógica ecológica ve el interés colectivo, pues pretende el equilibrio entre ser humano y naturaleza, entre producción, consumo y capacidad de reposición de los recursos y servicios de la Tierra. Rompiendo esta ecuación, cosa que el modo de producción capitalista viene haciendo desde hace siglos, surgen efectos no deseados, llamados «externalidades»: devastación de la naturaleza, graves injusticias sociales, desconsideración de las necesidades de las futuras generaciones y el efecto irreversible del calentamiento global que, en el límite, puede dar al traste con todo.

En Cochabamba (Bolivia) se vio exactamente lo contrario: el triunfo de la lógica de la ecología y de la vida. Entre el 19 y 23 de abril se celebró la Cumbre Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Allí había 35.500 representantes de los pueblos de la Tierra, venidos de 142 países. La centralidad la ocupaba la Tierra, considerada como Pachamama, gran Madre, su dignidad y derechos, la vida en toda su inmensa diversidad (superación de cualquier antropocentrismo), nuestra responsabilidad común para garantizar las condiciones ecológicas, sociales y espirituales que nos permiten vivir, sin amenazas, en este planeta.

Las 17 mesas de trabajo, al contrario de Copenhague, llegaron a un consenso extraordinario, pues todos tenían en la mente y en el corazón el amor a la vida y a la Pacha Mama «con la cual todos tenemos una relación indivisible, interdependiente, complementaria y espiritual» como dice el documento final.

En lugar del capitalismo competitivo, del progreso y del crecimiento ilimitado, hostil al equilibrio con la naturaleza, se colocó «el vivir bien», categoría central de la cosmología andina, como verdadera alternativa para la humanidad, que consiste en vivir en armonía consigo mismo, con los otros, con la Pachamama, con las energías de la naturaleza, del aire, del suelo, de las aguas, de las montañas, de los animales y de las plantas y en armonía con los espíritus y con la Divinidad, sustentada por una economía de lo suficiente y decente para todos, incluidos los demás seres.

Se elaboró una Declaración de los Derechos de la Madre Tierra que prevé entre otros: el derecho a la vida y a la existencia; el derecho a ser respetada; el derecho a continuar sus ciclos y procesos vitales libre de alteraciones humanas; el derecho a mantener su identidad e integridad con sus seres diferenciados e interrelacionados; el derecho al agua como fuente de vida; el derecho al aire limpio; el derecho a la salud integral; el derecho a estar libre de contaminación y polución, de desechos tóxicos y radioactivos; el derecho a una restauración plena e inmediata de las violaciones infringidas por las actividades humanas.

Se previó también la creación de un Tribunal Internacional de Justicia Climática y Ambiental, con capacidad jurídica y vinculante de prevenir, juzgar y sancionar a los Estados, empresas y personas por acciones u omisiones que contaminen y provoquen cambios climáticos, y que cometan graves atentados a los ecosistemas que garantizan el «vivir bien». Se resolvió llevar los resultados de esta Cumbre de los Pueblos a la ONU para que sus contenidos sean contemplados en la próxima Conferencia Mundial que va a tener lugar en noviembre/diciembre de este año en Cancún (México).

El significado más profundo de esta cumbre es la convicción, creciente entre los pueblos, de que no podemos confiar más el destino de la vida y de la Tierra a los jefes de Estado, rehenes de sus dogmas capitalistas. Brasil lamentablemente no envió ningún representante, pues para el actual gobierno parece ser más importante la «aceleración del crecimiento» que garantizar el futuro de la vida. Esta Cumbre de los Pueblos señaló certeramente la dirección para una bio-civilización en equilibrio de todos con todos y con todo.

miércoles, 10 de marzo de 2010

"Las cancelaciones de la deuda externa a Haití son una farsa" Aritz INTXUSTA



Berta Iglesias (Miembro de la plataforma ¿Quién debe a quién?)

La madrileña Berta Iglesias es miembro de Ecologistas en Acción y de la plataforma ¿Quién debe a quién? que defiende la abolición de la deuda externa y «la prohibición de toda práctica económica que perjudique» a los países del tercer mundo. Asimismo, trabaja en la campaña de sensibilización sobre Haití junto con la red haitiana Papda.

Un terremoto de 7,1 grados en la escala Richter dejó en Japón un sólo muerto. En Haití, en otro de la misma intensidad, murieron 217.000 personas. El huracán «Ike» cruzó Cuba sin víctimas mortales, pero antes, a su paso por el país más pobre de América, había segado la vida de 66 personas. Los intereses de terceros países han podrido desde dentro la Perla de las Antillas. Berta Iglesias denuncia la hipocresía con la que ahora, los mismos que arruinaron a la primera república independiente de América, acuden al supuesto rescate de los haitianos.

Tras el terremoto, se anunciaron grandes gestos por parte de la comunidad internacional para condonar la deuda haitiana.

Los países que han anunciado cancelaciones, ya estaban obligados a retirar su deuda externa. Todo es una farsa. En 2009, Haití cumplió todas las fases del proyecto HIPC, para países altamente endeudados. Todos los acreedores debían cancelar la deuda contraída por ese país, al menos hasta 2004. El Club de París y las instituciones financieras internacionales ya habían anunciado antes del terremoto que iban a cancelar 1.200 millones de euros de deuda. Lo que ocurre es que estas cancelaciones todavía no se han hecho efectivas, salvo en el caso de Italia y Reino Unido. El Estado español también se retrasó y ahora anuncia la condonación de la deuda como arrebato solidario. Por otra parte, tras la catástrofe, Haití ha vuelto a endeudarse con nuevos préstamos, que obviamente llegaron a la opinión pública como ayudas. El FMI ha camuflado un nuevo préstamo de 102 millones de euros, vendiéndolo como donación. Una mentira más, se trata de un crédito a diez años, con dos de carencia y, por supuesto, con intereses.

¿A quién debe dinero Haití?

Además de al FMI, al Banco Mundial y al Banco Iberoamericano del Desarrollo, dos de los grandes acreedores de Haití son Venezuela y Taiwán. Caracas ha anunciado una condonación real. Mientras, Taipei dice que la cancelación es imposible, porque ha revendido la deuda a inversores privados.

¿Cuáles han sido las medidas que impuso la comunidad internacional con el HIPC a Haití? ¿Cuál es el verdadero motivo de las condonaciones?

El BM exigía a Haití una serie de ajustes estructurales. El primer requisito fueron las privatizaciones. La isla se ha visto obligada a privatizar los servicios de telefonía, las harinas, el cemento.... incluso han pretendido que privatizara su agua. Esto último aún sigue en el aire. Además, se les exigió reducir su déficit, con el consiguiente deterioro de los servicios públicos y severos recortes en sanidad y educación. Asimismo, para cumplir con el HIPC, la isla tuvo que consolidar su organización agrícola en latifundios destinados a la exportación de productos como cacao o azúcar. Haití, donde el 65% de la población vive del campo, tiene que importar el 92% de los alimentos que consume. Actualmente, en el 25% de la tierra cultivable, se ha plantado jarocha, un vegetal usado en la elaboración del biodiésel.

¿Qué hay de las otras donaciones a raíz del terremoto? ¿Todas esconden más deuda, como la del FMI?

Hemos revisado con detenimiento las ayudas del Estado español en concreto. Por el momento, parece que sí podemos hablar de «ayuda». No obstante, hemos de estar muy atentos porque no sabemos si esos fondos están vinculados a contrataciones con empresas en concreto. Debemos esperar y vigilar cómo se distribuyen ahora esos fondos y ver si intervienen empresas del mismo país que envía la ayuda. La irrupción de empresas extranjeras para la reconstrucción puede acabar con el tejido industrial del país.

El país que más ha destacado tras el terremoto ha sido EEUU. ¿Qué datos en concreto pueden poner en duda ese arranque de filantropía?

La democracia en Haití ha sido minada permanentemente por EEUU. Ocupó el país a principios de siglo, ha estado detrás del golpe de Estado contra el primer gobierno de Aristide y también tras el del año 2000. En 2004, intervino militarmente con la operación Mañana Seguro. Tras el terremoto, Haití ha recibido diez soldados por cada médico. Su enclave es de alta importancia geoestratégica, para tener bajo control a los bolivarianos de Venezuela y a un gigante en auge como es Brasil.

Usted defiende que la deuda haitiana es ilegítima. ¿A qué nos referimos con eso?

El endeudamiento no ha servido para elevar el nivel de vida de los haitianos. El 45% del dinero que deben se generó durante la época de los dictadores Duvalier y gran parte de estos fondos han acabado engrosando las riquezas de esa familia. Eso es lo que los movimientos sociales entendemos por deuda ilegítima. Su abolición, por tanto, debiera ser inmediata.


sábado, 13 de febrero de 2010

JUSTICIA PARA HAITÍ



Aurora Donosa

El terremoto que asoló a Haití ha causado más de 200.000 muertos, 500.000 heridos, más de un millón sin techo….3 millones de damnificados en 35 segundos…

¿A qué se debe la condición de vulnerabilidad de este país frente a los desastres naturales?

Haití constituye un ejemplo tangible de los procesos históricos y actuales de saqueo, explotación y concentración de riqueza.

De estos procesos han sido responsables los países colonialistas y neocolonialistas, principalmente España, Francia, Estados Unidos; las instituciones financieras internacionales, las corporaciones transnacionales y los grupos nacionales de poder económico y político.

España ocupó durante dos siglos Haití (1492-1697). Explotaron a los pueblos aborígenes los Taínos en las minas de oro y plata, en las plantaciones y encomiendas El trabajo esclavo, sumado al contagio de enfermedades traídas por los españoles, aniquiló a toda la población. Los indígenas fueron sustituidos por los esclavos negros. En esta época se inicia la deforestación.

Haití pasó a ser colonia Francesa durante un siglo (1697-1804). Se enriqueció del trabajo esclavo de 450.000 negros que trajo de África para las plantaciones de caña de azúcar y café que consumía Europa. Para ello los colonos franceses deforestaron el 50% de los bosques de los valles. El 75% de la producción mundial de azúcar de la época provenía de Haití. También exportaron maderas finas como caoba, cedro y otras. Utilizaron madera para construir las rieles de los trenes para la industria azucarera de la región. De hecho, París se construye a base de la producción de bienes de la isla haitiana por ella es llamada "la perla de las Antillas”. Para aceptar la independencia de Haití, Francia le impuso una deuda de 150 millones de francos de oro con el fin de indemnizar a los franceses que habían perdido sus esclavos y sus plantaciones.

Durante la independencia, las clases dominantes siguieron exportando madera y caña de azúcar. Durante todo el siglo XIX se exportó madera para pagar la deuda de la independencia, a pesar de que Haití fue el primer país en establecer una reserva forestal formal.

EEUU ha incidido en la vida de Haití desde 1806 cuando el Congreso de EEUU, por presión de Francia prohibió el comercio con Haití. EEUU ocupó militarmente y administró Haití desde 1919 hasta 1934. Con la ocupación norteamericana ingresaron compañías norteamericanas. Estas obtuvieron grandes extensiones de territorios en las llanuras y valles para plantaciones. Una de ellas deforestó 32.000 hás de bosques en el noreste para establecer plantaciones de sisal, para producir fibras para exportación.

La ocupación de EEUU en la isla ha sido permanente y definitiva hasta la actualidad, casi un siglo. A través de la intervención militar y de la imposición del modelo neoliberal, EEUU mantiene el control geopolítico y económico de este país.

POLÍTICAS NEOLIBERALES CAUSARON POBREZA Y DESTRUCCIÓN AMBIENTAL.

El modelo neoliberal en Haití ha generado caos social para justificar la intervención militar y mantener principalmente el control geopolítico-militar de la región.

Estas políticas han causado pobreza y dependencia a través del pago de la deuda externa y de los programas de ajuste estructural implementados a partir de los años 80 y con mayor severidad en 1994. Planes que imponen la liberalización comercial, liberalización financiera y la privatización de las empresas y recursos estratégicos del Estado.

Haití destina el 22% de su presupuesto al pago de la deuda externa. Solamente en el 2005, Haití pagó al BM 52.6 millones de dólares como servicio de la deuda, como requisito para recibir la ayuda y los préstamos ofrecidos en la Conferencia de Donantes realizada en Washington en julio del 2004, por la cantidad de 1.5 millones de dólares. Sin embargo después del pago realizado por Haití, el BM otorgó un préstamo de 46 millones de los cuales el 80% estaban destinados a acelerar la privatización de 5 empresas públicas: agua potable, electricidad, telefonía, puertos y aeropuertos.

Este modelo promovió la apertura de los mercados principalmente a productos agrícolas que ha destruído la producción nacional como es el caso del café y arroz. Hasta los años 70-85 Haití era un país autosuficiente en cereales y ahora el 82% del mercado nacional de arroz está suministrado por la importación desde Estados Unidos. Paralelamente se impulsaron las exportaciones de productos no tradicionales a través de la expansión de monocultivos para exportación, que utilizan las mejores tierras, la mano de obra barata y el uso del paquete verde principalmente agrotóxicos, que causan graves daños a la salud de los trabajadores y al medio ambiente.

A través de estas estrategias se dificultó la vida en el campo, empobreciendo y desalojando a los campesinos. Un ejemplo dramático fue la matanza de los puercos criollos promovida por USAID en 1982, bajo la presión de los productores de carne de los EEUU y con el pretexto de una enfermedad. Los puercos nativos significaban el banco de los campesinos, pues con la venta de ellos solucionaban sus necesidades de dinero inmediatas. EEUU y el BID gastaron 25 millones de dólares para matar a los puercos y entre 3 y 5 millones para repoblar con otra raza que requería insumos especiales importados, creando dependencia.

La población campesina han sido desplazada a vivir y producir en los montes, mientras los valles fértiles están en manos de transnacionales, terratenientes y la iglesia. El deterioro de la economía campesina, así como la falta de apoyo para este gran sector de la población aprox. 65%, hacen que busquen formas de subsistencia en base a la deforestación y uso de la madera para la venta de carbón.

Una vez empobrecida la población se promovió la creación de zonas francas como la única alternativa de generación de empleo. De esta forma se asegura la mano de obra barata y la migración del campo hacia las zonas francas en donde operan empresas transnacionales.

En los años 80 el FMI y el BM establecieron que Haití debe ser un país de maquilas, de zonas francas, sin ninguna inversión en el sector agrícola. Esta propuesta fue ya promovida en Haití a partir de 1969 con la instalación de las primeras zonas francas y la creación de un parque industrial en Puerto Príncipe. La instalación de estas maquilas ha sido un incentivo para la migración, tomando en cuenta además el deterioro de la economía campesina. Es por esto que en solo 40 años, la población de Puerto Príncipe pasó de 300.000 habitantes a dos millones y medio, quedando la mayoría de ellos sin empleo ya que la maquilas crearon 70.000 empleos que fueron ocupados por la gente que ya vivía en la capital. De ahí la masa de desempleados y el deterioro de las condiciones de vida en Puerto Príncipe, la capital haitiana.

Esto explica, entre otras razones, por qué el terremoto causó tantas víctimas en Puerto Príncipe.

VIOLENCIA VS. LUCHA SOCIAL

Todo este modelo ha sido impuesto por la fuerza, a través de intervenir militarmente, crear caos, financiar golpes de estado, bloquear económicamente, armar fuerzas de choque, asesinar a dirigentes sociales o coptarlos de distintas formas.

Pero el pueblo haitiano no ha estado impávido frente a estos procesos de colonización y neocolonización, explotación y saqueo. Ha sido un pueblo históricamente luchador y defensor de sus derechos. Tanto es así que constituye el primer pueblo que logró la independencia de la esclavitud en 1804. Luego de un siglo de crear instituciones que funcionaban de manera bastante exitosa, de desarrollar una cultura campesina que creó el idioma, la religiosidad popular, la capacidad de nutrir al aumento de población que se dio entre 1804 e inicios del siglo XX, sufrió la ocupación militar de EEUU en 1915 hasta 1934 destruyendo violentamente todos los avances logrados desde su independencia.

Es el pueblo que a pesar de la violencia institucionalizada se reveló frente las dictaduras así, en 1986 logra el derrocamiento de la dictadura de 30 años de los Duvalier. Cuando al fin constituyeron un gobierno democrático, con la participación amplia de los sectores populares en 1991, al elegir a Jean Bertran Aristide, los Estados Unidos financió y organizó un golpe de Estado siete meses después de esta elección. Un golpe de Estado violento en donde fueron asesinados 5 mil personas y 300 mil desplazados. A 12 mil dirigentes populares y sus familias se les otorgó visa de residentes en EEUU, debilitando con toda esta violencia a los movimientos sociales.

Aristide regresa en 1994 acompañado de 20.000 marines de las NNUU, condicionado a la aplicación de un plan de ajuste estructural que lo empieza a aplicar con políticas antipopulares y antinacionales. Nuevamente el pueblo se levanta en el 2004 contra Aristide y éstas políticas y una nueva intervención militar de los EEUU, junto con Francia, Canadá y Chile, corta este proceso social y toman el control de la situación.

Haití es hoy un pueblo ocupado militarmente por la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití – MINUSTAH - integrada por 9.000 efectivos, encabezada inicialmente por Brasil y en la que participan países de América Latina: Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay, Ecuador, Bolivia, Perú y Guatemala entre otros. Una misión funcional a los planes económicos y militares de los EEUU en la región.

El pueblo haitiano rechaza la intervención militar y llama a una cooperación distinta en donde se respete la soberanía de Haití y la autodeterminación de los pueblos.

¿UN MODELO DE DESTRUCCIÓN PARA LA RECONSTRUCCIÓN?

Es precisamente para contrarestar la fuerza de la lucha social que los métodos de represión han sido devastadores. En Haití han utilizado todas las estrategias posibles para castigar al pueblo y sumirlo en el caos, la violencia y la pobreza. Y hoy son, precisamente estos argumentos, el caos, la violencia y la pobreza los justificativos para imponer el modelo neoliberal como la “única salida” para la crisis haitiana. Esto se refleja claramente en el Cuadro de Cooperación Interino -CCI - un plan-matriz del modelo neoliberal elaborado por las instituciones financieras internacionales para la reconstrucción de Haití que no toma en cuenta las especificidades nacionales y peor aún las propuestas largamente trabajadas por los sectores sociales. Este plan ha sido fuertemente criticado por los movimientos sociales ya que precisamente la imposición de este modelo ha sido la causa estructural de la crisis Haitiana.

El empobrecimiento y explotación del pueblo Haitiano y de sus recursos naturales, la degradación ambiental y la crisis de la agricultura son el resultado de las políticas neoliberales impuestas por los EEUU.

Se torna una realidad la expresión de Camilla Chalmers, de la Plataforma por un Desarrollo Alternativo – PAPDA - de Haití, cuando recalca que la revolución de 1804 queda en las memorias como un posible no actualizado.

LA UNASUR DEBE APOYAR LAS DEMANDAS Y PROPUESTAS DEL PUEBLO HAITIANO Y SUS ORGANIZACIONES.

La UNASUR no puede caer en el mismo modelo propuesto para la reconstrucción de Haití por las instituciones financieras internacionales y sus intereses aliados, ni cambiar de actores con similares intereses.

El pueblo haitiano, sus organizaciones y gobierno son quienes deben decidir y coordinar los esfuerzos internacionales para administrar la ayuda humanitaria y reconstruir su país en forma soberana. La UNASUR debe apoyar sus demandas y propuestas, entre ellas:

- Rechazar una nueva intervención norteamericana con el reciente envío de más de 20.000 soldados a Haití como respuesta a la tragedia del terremoto, pero con la intención de salvaguardar sus intereses económicos y geopolíticos.

- Retirar las tropas extranjeras que participan en la MINUSTAH, y redireccionar esos recursos para la ayuda humanitaria urgente y la reconstrucción del país.

- Exigir la anulación incondicional de la deuda externa que las instituciones financieras internacionales, los países del Norte y del Sur, el Club de París y otros reclaman a Haití. Muchas de estas deudas facilitaron la imposición de las políticas neoliberales y su pago significa profundizar la situación de pobreza agravada por el terremoto.

- Que los recursos que se destinen para la ayuda humanitaria y la reconstrucción de Haití sean fondos NO reembolsables, sin condiciones y administrados por el gobierno junto con las organizaciones haitianas de acuerdo a las prioridades por ellas determinadas y para ejecutar sus propuestas de reconstrucción.

- Apoyar las propuestas haitianas relacionadas principalmente con la recuperación de la producción agrícola campesina, base de su soberanía alimentaria. Así como, con la recuperación de los bosques.

- Reconocer y exigir el resarcimiento de la deuda histórica, social y ecológica que, principalmente España, Francia y Estados Unidos tienen con Haití y su pueblo.

Las organizaciones haitianas, a través de su comunicado del 27 de enero1 señalan que: “luchamos por una ayuda humanitaria adaptada y respetuosa de nuestra cultura y de nuestro entorno y que no destruya las construcciones de economía solidaridad elaboradas desde varias décadas por las organizaciones de base con las cuales trabajamos”.

“La ayuda humanitaria masiva es hoy indispensable dada la amplitud de la catástrofe, pero debe ser estructurante articulándose con una visión diferente del proceso de reconstrucción. Debe romper con los paradigmas que dominan los circuitos tradicionales de la ayuda internacional. Desearíamos ver nacer brigadas internacionalistas de solidaridad que trabajarían junto con nuestras organizaciones en la lucha por la realización de una reforma agraria – integral – y de una reforma territorial urbana integrada…”.

La situación que vive Haití en la actualidad puede convertirse en una oportunidad para que, con el apoyo internacional respetuoso, su reconstrucción responda, ahora sí, a los sueños de independencia y autodeterminación del pueblo haitiano que aún están pendientes.

martes, 26 de enero de 2010

Niños o armas


Eduardo Montes de Oca

Estados Unidos es el mayor proveedor de armas del planeta, con una recaudación de alrededor de 40 mil millones de dólares, cifra con la que se podría reducir la mortalidad infantil en el planeta

No lo voy a negar. A veces uno percibe que clama en el desierto. Como si holgaran las horas dedicadas, con febrilidad compulsiva, a mirar la vida desde un cómodo sillón cercano a un ordenador enchufado a la red de redes. Y a escribir. A escribir como en ritual tibetano, pletórico de mantras, sin pausas que no sean las que dictan la frecuencia de esta columna y de otros compromisos de la profesión.

Al menos en este preciso instante uno se siente cuando menos impotente —no ya un tonto—, al leer que la reducción de la mortalidad infantil en el planeta es mucho menos costosa de lo que la gente piensa, de acuerdo con la organización de ayuda internacional Save the Children, citada por la BBC.

Caramba —musita uno para sus adentros—, cómo es posible no hacer nada definitivo, si se conoce que no son 400 mil millones de dólares los que se necesitan para reducir de manera significativa el deceso de pequeños en todo el orbe, como estiman innumerables personas encuestadas en 14 países, sino que con solo 40 mil millones podría solucionarse el entuerto, un baldón para todo aquel que se precie de civilizado, y de humano.

Y les juro que uno, que vive juzgando, acusando, en pose quizás un tanto tribunicia, envarada, se siente peor cuando se entera de que los Estados Unidos se acaban de imponer por ancho margen como el mayor proveedor de armas de la Tierra, después de incrementar su participación a más de dos tercios de todas las negociaciones y lograr recaudar nada menos que alrededor de… ¡cuarenta mil millones de dólares!

Cuarenta mil millones con que se desvisten miles y miles de santos para vestir al Diablo, conforme a una posible interpretación de cualquiera que, con luces mentales y calidez del miocardio, leyera lo que el pasado septiembre anunciaba The New York Times, citando un estudio del Congreso: En 2008, USA suscribió acuerdos por unos 37 mil 700 millones de dólares, lo cual representa el 88,4 por ciento de todos los negocios de armas en el orbe. (Italia se posicionó en un muy lejano segundo lugar, con tres mil 700 millones, mientras Rusia ocupó el tercero, con tres mil 500 millones.)

La cifra marca un significativo acrecentamiento respecto al año anterior, cuando el Imperio se agenció unos 25 mil 400 millones de dólares, y en nuestro criterio se percibe aún más escandalosa si insistimos en que, según Save the Children, solamente el 10 por ciento del monto indispensable que ya citamos haría la gran diferencia en obstetricia y en tratar a aquellos que adolecen de enfermedades curables.

Pero mientras la organización se duele de que “no existe una presión para con los líderes mundiales, en parte porque la percepción pública consiste en que es demasiado costoso hacer algo rápidamente”, intentemos nosotros al menos acercarnos a la quintaesencia del asunto. Un asunto más escabroso por el hecho de que, como nos recuerda el colega Víctor Luis Álvarez, en la digital Rebelión, “este planeta ha tenido en las últimas décadas un importante aumento de la productividad y los economistas oficiales lo juzgan como un fenómeno deseable, pero no lo admiten como algo que permita al género humano liberarse de una parte de su carga de trabajo, sino que lo consideran exclusivamente como un beneficio para la rentabilidad económica de las empresas.”

Sucede que el incremento de la productividad se debe a la evolución tecnológica y a la intensificación de la explotación de la mano de obra, semiesclava en las naciones que acogen a las deslocalizaciones empresariales. Y claro que no podrá haber grandes erogaciones hacia la salvación multitudinaria de niños en un sistema signado por el desequilibrio, pues, por ejemplo, “mientras aumenta el capital necesario para la producción (automatización y mecanización) y disminuye la cantidad de trabajo humano necesario”, con el consiguiente despliegue de la plusvalía, el capital no puede reproducirse a plenitud, a causa del exceso de capacidad productiva ya instalada, “por lo que se origina un excedente económico que se desvía a los circuitos financieros en busca de rentabilidad”. Rentabilidad sin la cual no podría existir una formación económica asentada en la maximización de la ganancia. (Y ya se sabe: la crisis sistémica, el ahondamiento de la expoliación para superarla.)

Ello y hechos como el que las políticas fiscales neoliberales han acentuado las diferencias en el reparto de las rentas entre el capital y los trabajadores hacen prever que los niños seguirán muriendo en masa. Mientras, el Tío Sam seguirá repartiendo armas en los cuatro puntos cardinales, como modo de mantener un sistema sórdido y lleno de contradicciones. Pero ¿y nosotros?

Nosotros nos dejaremos de aprensiones y remilgos pequeño burgueses —nos exhortarían un genial pensador de Tréveris y un genial ruso conductor de masas—, y continuaremos abogando por el cambio, incluso aunque a veces sintamos que clamamos en el desierto, que definitivamente huelgan las horas dedicadas a escribir.


martes, 5 de enero de 2010

Las vergüenzas de Cáritas


Vicente Romero

Caritas Madrid ha suspendido el uso por la comunidad de San Carlos Borromeo de las llamadas hojas de caridad, documentos que suponen la entrega de una cantidad máxima de 900 euros anuales a las familias más necesitadas del barrio. La noticia, pese a su fondo amargo y escandaloso, no ha sido publicada. El arzobispado prefiere que no se airee su decisión de abandonar a los más necesitados en Vallecas. A Caritas también le conviene silenciar una medida que daña gravemente su imagen. Y los sacerdotes de San Carlos Borromeo desean evitar otro enfrentamiento con la jerarquía eclesiástica.

Recordemos que dos años y medio atrás, el cardenal Rouco Varela pretendió acabar con las actividades sociales de la parroquia vallecana, acusada públicamente de prácticas litúrgicas tan irregulares como dar la comunión utilizando el pan dulce (rosquillas, llegaron a decir) elaborado por mujeres del vecindario. Una enorme reacción popular impidió el cierre del templo. Finalmente Rouco se limitó a degradar la parroquia al rango inferior de capellanía, tras pactar con sus curas --en una visita nocturna-- el dejarlos en paz a cambio de que mantuvieran un discreto silencio. Y ahora ha ordenado que Caritas Madrid les retire las hojas de caridad. ¿Motivo oficial? La iglesia de San Carlos Borromeo perdió la facultad de distribuir ayudas diocesanas entre sus feligreses cuando dejó de ser parroquia, aunque nunca hubiera funcionado como tal sino como centro contra la exclusión social.

No puedo decir que la posición de Cáritas Madrid me haya sorprendido. Al contrario, resulta coherente. Y eso es lo peor. Porque no se trata de una torpeza, ni siquiera de una negligencia como la cometida al cerrar por vacaciones de verano su albergue junto al Senado, privando de cama y comida a su numerosa clientela de indigentes. Este caso parece una despiadada forma de castigo contra el sector más progresista de la Iglesia, mediante una patada en el culo de los pobres.

Durante años colaboré con Cáritas España, especialmente cuando estuvo presidida por Pepe Sánchez Faba, un hombre tan honesto y tolerante como enérgico en la defensa de sus principios éticos. En incontables ocasiones elogié el apoyo que Cáritas brindaba, generalmente a través de los misioneros, a numerosos proyectos sociales en los rincones más empobrecidos del planeta. Incluso llegué a recomendar a los oyentes de RNE que --aunque fueran agnósticos como yo-- canalizaran a través de Caritas su ayuda para construir un mundo mejor. Mi larga empatía con los misioneros hizo que la Conferencia Episcopal --a la que Faba denominaba el obispero-- me concediera en 1999 el premio Bravo por los supuestos valores cristianos de mi trabajo. Lo devolví en 2007 cuando Rouco puso cerco a la parroquia de San Carlos Borromeo, precisamente por los valores cristianos demostrados en su trabajo.

Había roto toda relación con Caritas España dos años antes, durante la hambruna de 2005 en Níger, tras comprobar sobre el terreno que su enviado especial --un sacerdote secularizado, encargado de evaluar las necesidades urgentes-- renunciaba a visitar Maradi, la región más castigada por la crisis, por ser zona musulmana. (Donde un misionero español, José Collado, hizo cuanto pudo sin preguntar a qué dios rezaban los hambrientos). Menos importancia tuvo que, casi al mismo tiempo, se produjeran algunos escándalos internos, incluyendo casos de nepotismo, en la Central de Cáritas. Pero fueron las gotas que colmaron mi vaso. Caritas España presidida por un antiguo policía que hizo su carrera durante el franquismo y Caritas Madrid dirigida por un constructor inmobiliario estilo Jesús Gil y Gil, dan la imagen de una institución que humanamente ya no es lo que era pocos años atrás. Reconozco que Caritas continúa realizando tareas tan meritorias como imprescindibles. Pero basta un chorrito de mierda en un tanque de agua potable para que esta deje de ser recomendable, la bendigan o no.



 
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