martes, 17 de noviembre de 2009

El hambre en el siglo XXI: El genocidio más salvaje de La Historia



J.P.J.(SCOTTA)

“ La Rebelión de los niños muertos”, fue el quinto cuaderno de poesías que publiqué. Esta obra, aunque la edité en 2002, la venía escribiendo desde el siglo pasado y la chispa que prendió mi inspiración, para dar luz a este conjunto de denuncias versificadas, fue una penosa noticia emitica por algunos medios de comunicación, justo cuando languidecía el siglo: “cada 54 segundos muere un niño de hambre”.

Hoy, cuando ha dado comienzo la conferencia de tres días del Fondo para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, FAO, en el discurso de apertura, el Secretario General de ONU Ban Ki -moon, anunció que cada 15 segundos muere un niño de hambre. Por si acaso consulté otras fuentes, porque este miembro de la secta Moon, no es persona de la cual se pueda uno fiar. Según un informe difundido por la organización Action Aid, la cifra cambia y nos dice que es cada 6 segundos cuando muere un niño de hambre, además, nos apunta que a partir del año 2005, la cifra de hambrientos ha aumentado en un 20%, por lo que ya, ni al mismísimo Ban Ki-moon se le ocurre esconder cifra tan escandalosa como son los 6, los 15 o los veinte segundos que media en la ejecución de un ser inocente e indefenso, condenado por este depredador y genocida sistema politico-económico.

Y es precisamente hoy, a pocos días de la celebración a bombo y platillo, del 20 aniverasario de la caida del muro de Berlín. A pocos días de que se nos recordara o se nos fabulara sobre los grandes desastres que produjo ese intento de socialismo y comunismo real en la URSS y los países del este, que se detuvo en mitad de su recorrido y nunca llegó a fructificar; nos dicen con la boca pequeña y sin apenas alarmarse, que este sistema liberal capitalista que promueven, alimentan e imponen los Estados Europeos y los Estados Unidos de America del Norte, este sistema actual del mundo desarrollado, como dicen los beneficiados y poderosos, ejecuta diariamente a más de diez mil (10.000) niños en todo el mundo. Y digo bien: ejecutan, o mejor: asesinan, porque son muertes que con un mínimo de voluntad serían totalmente evitables. Miren lo que gasta cada país de estos, desarrollados, en armamento, para después refundirlos cuando se quedan obsoletos o venderlos a los gobiernos títeres de los países empobrecidos y quitárles el pan de la boca a la población de estos países. O miren lo que se gasta en la investigación y modernización armamentística en cada país depredador. O miren como se arroja a la basura tantos exedentes de alimentos que no tienen cavida en el mercado o como se sacan leyes para que se dejen de producir alimentos y convertirlos en competitivos. Esto como ya decía Mahatma Gandhi es “robar el pan del estómago de los niños”. Esto es lo que ellos suelen llamar alegremente: un genocidio. Solo que, como este genocidio está perpetrado por ellos y saben que es el más violento y salvaje de La Historia de la Humanidad, lo callan, lo eluden, lo disimulan, lo enmascaran y lo silencian en los servicios de información y comunicación que han pasado a ser sus sicarios más obedientes, dóciles, sumisos y cobardes de todo el hediondo lodazal que les rodea y les pudre las entrañas.


miércoles, 11 de noviembre de 2009

Cinco preguntas y respuestas sobre la crisis internacional y el panorama de la deuda


Entrevista a Éric Toussaint, presidente del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM) sobre la crisis y la deuda externa

1. Queremos conocer cómo se han desarrollado los lazos de colaboración entre el Comité que Vd. preside y las instituciones que en distintos países del Tercer Mundo reclaman la cancelación de la deuda externa.

Primero hay que tener en cuenta que el CADTM es una red internacional con presencia en 26 países. Cuatro de ellos son del Norte: Bélgica, Francia, Suiza y Japón. Los 22 países restantes están distribuidos entre Asia (India y Pakistán), el África subsahariana (12 países), el mundo árabe (3 países) y América Latina y Caribe (5 países). Los organismos miembros del Comité son sindicatos, organizaciones de mujeres, de campesinos, de juventudes que en su país se constituyen en coalición para trabajar sobre el tema de la deuda. Entonces estamos hablando de movimientos ciudadanos que exigen de su país, de sus autoridades, que lleven adelante acciones para poner fin al pago de una deuda fraudulenta e ilegitima.

En segundo lugar, el CADTM está relacionado con otras redes internacionales que también trabajan sobre el tema de la deuda. Entre éstas están Jubileo Sur , organización creada en 1999 y con presencia en África, Asía y América Latina, pero sin representación en el Norte. Otra red, Latindad , con presencia sólo en América Latina y con sede en Perú. Además tenemos a Eurodad , en este caso una red europea; y finalmente tenemos vínculos con diferentes campañas nacionales en países del Norte. Con estas redes y campañas internacionales hemos constituido un comité de colaboración internacional que se llama Internacional Facilitation Team. Este equipo de trabajo, el cual esta conformado por CADTM, Jubileo Sur, Eurodad y Jubileo-Estados Unidos, convocó una asamblea mundial. La primera asamblea mundial sobre la deuda tuvo lugar en Cuba en el año 2005, con delegados de más de 40 países. La última asamblea mundial convocada por este equipo se llevó a cabo en Quito en septiembre de 2008.

En tercer lugar, el CADTM mantiene contacto con gobiernos de países del Sur que buscan accesoria y colaboración en el tema de la deuda. En este nivel hemos colaborado activamente con el gobierno de Rafael Correa, en Ecuador. Cuando el gobierno de Ecuador constituyó una comisión de auditoría integral de la deuda pública interna y externa, el CADTM formó parte de la misma. Personalmente representé al CADTM en dicha comisión, que trabajó de julio 2007 a septiembre 2008. El informe final fue entregado en septiembre y presentado al público en noviembre de 2008. Basado en el mismo, el gobierno de Ecuador decidió suspender el pago de 3.000 millones de dólares de deuda comercial en la forma de bonos 2012 y 2030. Asimismo, los resultados de la auditoría y la decisión unilateral soberana del gobierno de Ecuador permitieron convencer a los acreedores de los bonos de revender estos al Estado ecuatoriano con un descuento del 65%. Al cabo de las negociaciones, que terminaron en junio del 2009, el 91% de los bonos fueron vendidos por sus acreedores al gobierno del Ecuador. Esto representó un ahorro de cerca de 2.000 millones de dólares, sobre una deuda total comercial en bonos 2012 y 2030 de 3.000 millones de dólares. En términos de servicio de la deuda, esta transacción representó un ahorro anual para Ecuador de 300 millones de dólares.

Entonces, cuando un gobierno del Sur se comunica con nosotros para pedir asesoramiento de nuestra parte, cuando esta petición proviene de un gobierno democrático, aceptamos con entusiasmo la colaboración y consideramos que el resultado ha sido globalmente positivo en el caso de Ecuador. También estamos en contacto con el gobierno de Fernando Lugo en Paraguay para empezar una auditoría de la deuda.

Éstos son, en líneas generales, los tres tipos de relaciones y contactos que el CADTM mantiene a nivel mundial sobre el tema de la deuda.

2. Aunque está demostrado que la deuda del Tercer Mundo es incobrable, los bancos privados conceden cada año nuevos préstamos a los países subdesarrollados, principalmente con el propósito de que paguen los intereses vencidos, con lo cual aumenta también cada año el monto de la deuda. ¿Cuánto tiempo más cree que pueda durar esta diabólica espiral?

Creo que hay 2 ejemplos emblemáticos a principios del siglo XXI que apuntan hacia una salida de esta situación. Uno, la experiencia de Argentina entre 2001 y 2005; y más recientemente la actuación del gobierno de Rafael Correa en Ecuador.

En el caso de Argentina, suspendió el pago de su deuda comercial de unos 100.000 millones de dólares desde finales de diciembre de 2001 hasta marzo de 2005. Fue una decisión unilateral condenada de forma generalizada por los grandes organismos financieros como el FMI, el Banco Mundial, la OECD, el club de Paris, los cuales anunciaban un caos para Argentina. Sin embargo, el resultado fue totalmente opuesto.

Argentina, en diciembre del 2001, estaba viviendo una recesión desde hacia 36 meses. Dicha recesión continuó a lo largo de 2002, pero gracias al impago de la deuda y a la utilización de los recursos ahorrados por el gobierno de Duhalde, y posteriormente el de Kirchner, en inversiones de tipo social, planes de trabajo, etc., lograron relanzar la actividad económica y el consumo en Argentina. A la postre, durante los años 2004 a 2006, el país registró un crecimiento del orden del 8% anual del PIB, lo que demuestra que la declaración unilateral de impago puede convertirse en una solución para reactivar la actividad económica (1).

El segundo ejemplo es el caso anteriormente mencionado de Ecuador. Esta experiencia muestra un gobierno que aunque tenía reservas para pagar la deuda decidió suspender su pago por el carácter fraudulento de este endeudamiento. Ecuador logro imponer a los acreedores su solución, es decir pagar de manera anticipada con un descuento del 65% sobre los títulos. De esta forma la deuda no fue completamente anulada, sino solo eliminada de forma parcial.

Estos dos ejemplos son una muestra de que para romper el círculo vicioso del cual se habla en la pregunta, son necesarios actos unilaterales soberanos basados en argumentos del Derecho Internacional para lograr una reducción radical de la deuda. En este sentido, desde mi punto de vista, sería mejor imponer un repudio unilateral a todas las deudas que son identificadas como ilegítimas, odiosas y fraudulentas: ésta es la salida.

No creo en una salida concertada entre países acreedores y países deudores. Nunca de manera voluntaria el conjunto de países acreedores, a través de sus instituciones como el FMI o el Banco Mundial, van a renunciar a cobrar el total de la deuda. Esto no va a ocurrir.

Lo que puede suceder, de parte de los países acreedores, son decisiones unilaterales soberanas de anulación de deuda. El caso emblemático en este escenario es Noruega. El país nórdico decidió en 2006 renunciar a seguir cobrando la deuda respecto a la venta de barcos pesqueros hecha en los años ochenta. El gobierno noruego tomó esta decisión después de realizar una auditoría de sus acreencias sobre 5 países en desarrollo, a saber, Ecuador, Perú, Jamaica, Sierra Leona y Egipto. Noruega tomo esa postura bajo la presión de la movilización de los movimientos sociales, de los movimientos anti-deuda de Noruega, incluyendo al movimiento de las Iglesias Luteranas de Noruega, quienes desde hacia varios años apoyaban las reivindicaciones de las asociaciones ecuatorianas que reclamaban la cesación de pagos. Es importante señalar que la campaña contra la deuda en Ecuador estuvo apoyada por redes internacionales, como la red del CADTM.

En resumen, para mí la solución puede provenir de dos fuentes. La primera fuente son actos soberanos unilaterales de parte de acreedores del Norte bajo la presión de movimientos sociales. La segunda fuente son actos soberanos de países del Sur de declaración de nulidad de la deuda basados en el Derecho internacional o interno.

3. Más del 60% de la deuda del Tercer Mundo está contraída con los bancos privados y muchos de ellos están representados en el llamado Club de Londres a los efectos de negociar con los países deudores. De acuerdo con su experiencia, ¿cuáles son los obstáculos principales que se requiere vencer a fin de lograr que los países subdesarrollados también se unan en un bloque para negociar con sus acreedores?

Es realmente una preocupación la incapacidad de los países del Sur de unirse con criterios comunes y coherentes para adoptar una estrategia unificada frente a los acreedores. Mientras que los acreedores en general sí trabajan de forma conjunta a través de varios organismos que los apoyan (Banco mundial, FMI, Club de Paris, asociación de banqueros privados…).

Entonces, primero que todo, es fundamental darse cuenta por parte de los países que de momento no tienen problemas de solvencia o liquidez, como por ejemplo el grupo de países exportadores de petróleo o de otras materias primas, que sus intereses en el mediano plazo se corresponden con los intereses de los países mas frágiles de la cadena de la deuda. En este sentido, es importante reforzar la situación de los más débiles al acercar su posición a la postura de países como Ecuador. Si Venezuela o Brasil se hubieran acercado a la postura de Ecuador frente a los acreedores se habrían podido imponer a estos últimos condiciones todavía más provechosas para los pueblos de la región.

La correlación de fuerzas es favorable a los países del Sur, porque tienen como resistir a un bloqueo financiero de los acreedores del Norte gracias a sus reservas. Hay que aprovechar la presente disponibilidad de reservas para imponer medidas fuertes por parte de los países del Sur. Es un error esperar a que las reservas se reduzcan para proceder a negociar. No hay que esperar a estar contra la pared para organizar un frente de resistencia común.

En estos momentos los acreedores del Norte están sumidos en sus contradicciones internas relacionadas con el rescate de los respectivos sistemas financieros nacionales y el sistema financiero internacional. Una postura radical de los países del Sur podría desembocar en soluciones favorables a sus intereses. El problema entonces es que al no existir un sentido de urgencia respecto a la crisis, los gobiernos de los países de Sur piensan que pueden seguir refinanciando su deuda y contratar nuevas deudas sin mayores problemas.

Desde el punto de vista estratégico, para mí es un error adoptar este tipo de postura. Espero que en futuras discusiones, en eventos tales como la conferencia sobre Globalización y Problemas del Desarrollo organizada por la ANEC en marzo de 2010, se podría replantear la constitución de una estrategia común de los países de América Latina frente a la deuda.

4. Cada día es mayor el número de economistas que opinan que las potencias capitalistas están resueltas a salir de la actual crisis mundial sin aceptar cambios sustanciales en el orden económico y financiero internacional, aunque a la postre tal intransigencia sólo acarree nuevas y mayores crisis para el sistema económico regido por el mercado. ¿Qué comentario desea hacer al respecto?

Comparto el criterio de la pregunta. Las grandes potencias capitalistas no están dispuestas realmente a organizar un nuevo orden económico internacional. Menciono este término, porque se refiere a la exigencia realizada por el Movimiento de los Países No Alineados en los años 60 y 70 del siglo pasado. Ese nuevo orden internacional que implica relaciones equitativas entre países del Norte y del Sur, es rechazado por las grandes potencias capitalistas. Lo que éstas buscan es cómo negociar una limitada extensión de los centros de poder y decisiones con las principales economías emergentes, empezando con China y continuando con Rusia, India y Brasil. Esta extensión se esta ejecutando al otorgar a estos países un poco más de voz en las grandes organizaciones financieras internacionales, tales como el Banco Mundial y el FMI, las cuales han sido dominadas históricamente por los intereses de las grandes potencias. Así estas potencias están dispuestas a abrir algunos espacios pero no a replantear a nivel mundial la cuestión de un cambio democrático del orden político, financiero y económico planetario.

Por eso me parece fundamental, a nivel de salidas, empezar desde el Sur la creación de nuevos organismos multilaterales. Me refiero a fortalecer el Banco del Sur, al cual adhieren 7 países de América Latina. Fortalecer, o dar vida, al sistema monetario regional a nivel del ALBA, el cual se conoce actualmente como SUCRE. Extender el ALBA. Lograr convencer a los países africanos y asiáticos de dotarse ellos también de bancos regionales y dentro del marco de un acercamiento tricontinental, organizar una red de Bancos del Sur. Avanzar en acuerdos de colaboración monetaria, tales como el acuerdo de Chiang Mai entre los países del sudeste asiático. Con este tipo de acuerdos en caso de una crisis de Balanza de Pagos, los países pueden disponer de las reservas internacionales comunes, lo que elimina la necesidad de recurrir a la ayuda condicionada de parte del FMI, quien siempre exige la implementación de políticas neoliberales a cambio de sus recursos.

Entonces, frente a la falta de voluntad de las grandes potencias capitalistas, la solución no es la transformación del G-8 en G-14 o G-20. La solución pasa por la construcción desde abajo por parte de los países del Sur de mecanismos multilaterales para coordinar sus políticas económicas, monetarias y sociales, así como replantear la reivindicación de la necesidad de un nuevo orden económico internacional.

Para mi, adherir a un Banco del Sur tendría que implicar la renuncia a la membresía del FMI o del Banco Mundial, con el propósito de debilitar a estas instituciones que mostraron su total incapacidad de reforma interna para satisfacer las necesidades de los pueblos.

También me parece muy importante que los países del Sur se doten de un CIADI (Centro Internacional de Arreglos sobre Diferendos en materia de Inversiones) del Sur. El CIADI es el tribunal del Banco Mundial, el cual casi siempre sentencia a favor de los intereses de las grandes transnacionales y en contra de los gobiernos. Seria muy positivo para los países del Sur salir del sistema del CIADI, como hizo Bolivia en mayo del 2007, como anunció Ecuador en julio del 2009, y reunirse para constituir un CIADI del Sur. Esto implicaría que a partir de ahora las transnacionales deberían presentar sus querellas ante un organismo del Sur, que tomaría en cuenta los intereses y los argumento del Sur, como no ocurre en el caso del CIADI bajo el patronazgo del Banco Mundial.

5. En el Encuentro Internacional sobre Globalización y Problemas del Desarrollo celebrado a comienzos de este año en La Habana, Vd. alertó sobre el peligro de que la caída de los precios de las materias primas y productos básicos en el mercado internacional incremente el peso de la deuda externa respecto al valor de las exportaciones y el PIB de los países del Tercer Mundo. ¿Cómo observa esta situación cuando ya nos acercamos al final de 2009?

Nos aproximamos a una nueva crisis de la deuda. No sabemos con exactitud cuándo esta crisis tendrá lugar, pero los ingredientes de una nueva crisis se están cristalizando, se están reforzando.

¿Cuales son estos ingredientes? En primer lugar el costo del refinanciamiento de la deuda de los países en desarrollo ha aumentado como consecuencia de la crisis financiera que empezó en Estados Unidos a partir del 2007 y que todavía no está superada. Con el congelamiento de los mercados financieros y los problemas de solvencia de los bancos, los nuevos créditos son negociados con tasas de interés y primas de riesgo más altas. Estos prestamos, como ustedes mencionan en la pregunta, son concedidos para rembolsar antiguas deudas. Al exigir remuneraciones más altas para los nuevos créditos, los bancos y mercados financieros hacen más difícil el refinanciamiento de la deuda.

El segundo ingrediente es la crisis económica mundial, con la caída en la actividad económica que tiene como consecuencia una reducción de los ingresos por exportaciones de los países en desarrollo. Esta disminución es producto a su vez de los menores volúmenes y menores precios de las exportaciones de los países en desarrollo en los mercados internacionales. A partir de junio de 2008 han bajado los precios de las materias primas y de los productos agrícolas. Hubo un repunte de los precios en el primer semestre de este año pero aun así, los precios siguen estando alrededor de un 50% por debajo de los máximos alcanzados durante el verano de 2008.

Hasta el momento, la tormenta económica ha sido sorteada con las importantes reservas acumuladas entre 2004 y 2008, producto de los altos precios de las materias primas exportadas por los países en desarrollo durante este periodo. De esta forma, los países del Sur han utilizado parte de sus reservas para refinanciar su deuda, lo que a su vez ha provocado la caída de estas reservas a un ritmo bastante rápido.

Así, en el caso de explosión de una nueva crisis de la deuda, este círculo vicioso de refinanciamiento de la deuda a través de nuevos préstamos está puesto en cuestión. Se producirán inevitablemente defaults , suspensiones de pagos, etc. No sabemos cuándo ocurrirán pero es probable que en los próximos años veamos nuevos escenarios de este tipo.

Finalmente hay que tener en cuenta la explosión de la deuda pública en los países del Norte como resultado de los paquetes de rescate del sistema financiero, que han representado un coste enorme para los tesoros públicos del Norte.

Este incremento de la deuda pública de los países del Norte va a dar un nuevo impulso a la ofensiva neoliberal a favor de más privatizaciones para disponer de liquidez para rembolsar la deuda pública y en contra del gasto social y del Estado de Bienestar en los países donde se logró protegerlo de manera significativa. Me refiero, por ejemplo, a países como Francia, Alemania, Bélgica.

Es realmente impresionante el hecho de que, a pesar del descalabro de la ideología y de los planes neoliberales, por falta de alternativas tenemos más de lo mismo a nivel de políticas de la mayoría de los gobiernos del Norte. Es decir un aumento de la orientación neoliberal. Resalto este tema porque a lo largo de la presente crisis, este fenómeno ha sido tan fuerte que varios comentaristas han imaginado un retorno hacia políticas neokeynesianas por parte de los gobiernos, mientras que lo que ha ocurrido en la práctica contradice este pronostico.

Tanto en los países del Sur, como en los países del Norte, los empleos e ingresos de los sectores populares serán sometidos a mayores presiones en nombre del pago de la deuda pública. Esto da más argumentos a los que luchamos en este terreno para buscar unificar las resistencias de los oprimidos del Norte con los pueblos del Sur.

Considero que en las próximas ediciones del Foro Social Mundial, de los Foros Continentales, el tema de la deuda pública será muy relevante para los movimientos populares a nivel global. Esto nos da más responsabilidad como Comité para la Anulación de la Deuda para brindar propuestas de alternativas comunes tanto en el Norte como en el Sur.

Notas:

(*) La entrevista todavía no está publicada en el sitio http://www.eleconomista.cubaweb.cu/…

(1) Para dar una visión completa, hace falta añadir que, de manera injustificada, el gobierno de Néstor Kirchner puso fin a la suspensión de pago en marzo 2005 concluyendo un acuerdo de canje con los tenedores de bonos de la deuda comercial. Kirchner cambió más del 70% de los antiguos bonos por nuevos con un descuento de alrededor del 50% garantizando una tasa de interés muy alta. Consecuencia: el servicio de la deuda pública argentina volvió a aumentar de manera exagerada. Los tenedores de bonos que no aceptaron la oferta exigen todavía una indemnización. El gobierno de Cristina Fernández anunció en octubre de 2009 su intención de llegar a un arreglo con ellos. Lo que es rechazado por l@s activistas argentinos que luchan para la anulación de estos bonos. El CADTM apoya esta demanda. Eric Toussaint es el presidente del Comité para la Abolición de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), con sede en Bélgica. www.cadtm.org

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Más de siete millones de niños estadounidenses no tiene cobertura médica



Guillermo Nova

Según un estudio del Centro Infantil Johns Hopkins, publicado en el Journal of Public Health, más de 17 mil niños estadounidenses murieron en los últimos 20 años debido a la falta de un seguro médico.

El estudio es el más amplio que se ha hecho, recopilando más de 23 millones de fichas médicas de 37 estados, durante los años 1988 y 2005, comparando los niños que tenían cobertura médica y los que no.

El estudio demostró que los menores sin seguro tienen más probabilidades de morir que los que sí están asegurados, pero también alerta de que en Estados Unidos hay todavía más de 7 millones de niños sin cobertura médica.

El director del estudio y cirujano pediátrico en el Centro Infantial Johns Hopkins, Fizan Abdullah, explicó que los pequeños sin seguro tienen un 60 por ciento más de posibilidades de fallecer en un hospital.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Piezas para un mosaico siempre incompleto



R. Heredia (Rebelión)


¿Qué es ser gitano?

Gitano es un pueblo que conoce el dolor como la palma de la mano en la que sabe leer.

Gitano es un ser de alma tan ligera como sus pies.

Gitano es la parte del alma que se niega a someterse.

Gitano es una mirada desde abajo, una mirada que no se siente, jamás, tentada por el poder.

Gitano es quien habla con voces distintas, pero nunca desde arriba.

Desde aquí escribo.

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Los palestinos son los judíos de los judíos.

Eso lo dice un escritor israelí cuyo nombre no recuerdo.

A mí la frase me parece efectista, pero incompleta. Los judíos europeos fueron los palestinos de alguien, hace tiempo, como lo fueron los gitanos, los homosexuales, las personas discapacitadas y los eslavos. Los palestinos llevan más de sesenta años sufriendo la lenta vuelta de tuerca del dolor, un dolor administrado por inteligentes expertos.

La frase resulta inexacta en su tiempo verbal, porque el inmenso sufrimiento de las víctimas de los nazis terminó hace tiempo. Lo que sitúa este evento en el pasado es precisamente el comportamiento actual del estado de Israel.

El dolor palestino es de un presente lacerante.

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No sé cuándo comienzo a ser consciente de quién paga este viaje. Recuerdo habérmelo preguntado con insistencia durante el proceso de preparación, al saber del avión que se fletaba.

Finalmente, en algún momento antes de llegar a nuestro destino, me queda claro que la dolorosa de este sarao la paga el Ministerio de Asuntos Exteriores, a través de la AECID. Aquí es cuando yo me echo mano al bolsillo, pa ver si alguien me ha volado la cartera. Aún no he conocido a nadie que venda duros a cuatro pesetas.

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La diferencia entre el nazismo y el régimen sionista es que el nazismo fue visto con cautela y temor por los países poderosos, que finalmente se unieron en su contra. En el caso del régimen sionista, los países poderosos y las transnacionales del judaísmo lo apoyan y contribuyen a financiarlo y a sostenerlo de modos muy diversos.

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El objetivo de este viaje, según la explican las organizadoras, consiste en pedir la liberación de las mujeres palestinas presas en cárceles israelíes. Como no está garantizada la entrevista con los políticos relevantes, al menos se pretende presentar “a las autoridades” un informe sobre su situación.

Además, se quiere promover el encuentro entre mujeres de diversos lugares de España con las mujeres palestinas, de forma que las primeras aprendan más sobre la situación de las mujeres que viven bajo la ocupación israelí.

También se harán talleres con niños en escuelas. Y por las tardes se organizarán conciertos. Imagino que la función de ambos actos es acompañar y llevar un poco de alegría a la gente, transmitir el mensaje de que no están solos, de que, aunque sea desde lejos, hay personas que les apoyan en su lucha de resistencia frente a la ocupación.

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Para los judíos una de las fiestas más importantes es el Yom Kippur, el Día del Perdón. Cuando a los judíos de Israel y a sus patrocinadores de la diáspora algún día se les obligue a darse cuenta de lo que están haciendo a otros seres humanos, ¿podrán perdonarse?

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El aeropuerto de Ben Gurion es moderno y un poco pretencioso. Hay un largo pasillo con carteles que evocan gestas del sionismo, estomaga enseguida. No puedo por menos que pensar, y eso que los tanos vivimos la amargura a nuestra manera, que si los gitanos fuéramos de otro modo, lo que viene a decir, si fuéramos otros, tal vez hubiéramos conseguido un estado nosotros también, aprovechando el sentido de culpa de Occidente por todos los Rom que fueron víctimas del holocausto nazi.

Aunque parece que los payos se sienten más o menos culpables según quienes sean las víctimas.

Los judíos europeos muertos parecen valer más que los gitanos, o los homosexuales o los eslavos.

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Veo algunos judíos que circulan con su carrito y su familia. Veo a otros en Jerusalén, en una mano la cotidiana bolsa de plástico con cosas y al hombro el fusil, mientras caminan por una acera desierta un Shabbat por la mañana, o los muchachos de ojos alucinados que se dirigen descalzos a pesar del frío y la lluvia, por las callejas de la Ciudad Vieja de Jerusalén hasta el Muro de las Lamentaciones, guiados por la salmodia que recitan hacia dentro, como en trance. Todos ellos me dan la sensación de ser personajes incongruentes en el decorado que les rodea, como si el encargado del escenario se hubiera tomado una copa de más y se hubiera liado con los telones.

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Nos ha acompañado desde Madrid un tal David que ha aparecido en el aeropuerto como por ensalmo. A ratos lo describen como “ex­asesor de Rabin” o “un amigo”. Dicen que su función es facilitarnos las cosas en Ben Gurion. No sabía que el Mossad se ocupaba de tareas tan pedestres.

Sin embargo, a pesar de su “intervención” y de la de numerosos funcionarios que acuden como moscas a un rico panal, a algunas personas del grupo se las llevan a una partición que tienen en la sala. Al parecer, es porque tienen sellos de países árabes. Este es el primer contacto con la retorcida lógica sionista. ¿Será que esperan que la gente no viaje a estos países? ¿O que, si viajan, confiesen a la primera oportunidad haber asistido a un cursillo de Hamas sobre colocación de explosivos? ¿Será que eso es lo único que se puede hacer en los países árabes? ¿Será que los terroristas y sus amigos son tontos y dicen la verdad en cuanto se les pregunta?

Al final, debe ser que la propia alfombra roja se nos enreda entre los pies porque tardamos varias horas en salir de Ben Gurion. A mí estas situaciones me dejan un poco perplejo. Claro, yo no estoy acostumbrado a viajar así. Y siento ganas de gritar: Déjame, mejor no me ayudes, olvídate de que existo. Yo prefiero no llamar la atención, de eso no puede venir nada bueno. Nada, deben de ser rarezas de gitano acomplejado. En realidad, a mí como gitano nunca me había resultado tan sencillo como ahora cruzar una frontera, no sé lo que es, si la ropa o que los funcionarios de turno escuchan la leve risa que me corre por dentro.

Por fin salimos hacia Belén, donde supuestamente llegábamos a comer. Con suerte, llegaremos para la cena. De repente tenemos mucha prisa, parece ser que podrían cerrarnos el checkpoint, el puesto de control.

No puedo dejar de saborear los detalles absurdos de la situación: Llegar tarde a la cita con el ocupante, que cierra el chiringuito a una cierta hora, imperdonable. Otro detalle de la lógica sionista, en la que parece que nos gusta meternos de lleno.

¿Pero no teníamos hilo directo con no sé cuántos ministerios israelíes y con el embajador español y con Moratinos y con Maroto y el de la moto?

Me parece un ejemplo típico de la manipulación a la que someten los israelíes a quien se deja, claro. Nos tienen las horas muertas en el aeropuerto, y luego vamos con la hora pegada al culo pa llegar a su checkpoint.

¿Y qué nos van a hacer si llegamos tarde?

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De la Shoah hemos oído hablar, queramos o no. Cada temporada se estrenan nuevas películas sobre algún nuevo aspecto heroico y fotogénico de la vida de los judíos bajo el régimen nazi, judíos interpretados por los más hermosos actores y dirigidos por los más prestigiosos directores judíos de Hollywood.

¿Alguien ha oído hablar alguna vez de lo que mi gente ha denominado en algunos de sus dialectos “porajmos” (acto de devorar), “samudaripen” (asesinato en masa), “Kali Trash” (miedo negro) o “Bersa Bibahtale” (los años de desgracia)?

Y más recientemente, ¿quién puede decir que sabía que los Rom de la Europa del este han sufrido la asimilación, con la esterilización forzada de mujeres, incluso hasta el año 2004?

¿Cuántas películas se han rodado sobre el sufrimiento de los gitanos bajo el nazismo o en cualquier otro periodo histórico?

Ciertos dolores no resultan fotogénicos.

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Hace tiempo, mi amigo Kifah me contaba que, durante la primera Intifada, cuando llegaban esos momentos del año en que se cambian los relojes, los palestinos no seguían el dictado de Israel, sino que esperaban hasta que ordenaba el cambio de hora el Mando Clandestino Unificado de la Intifada. Esa rebeldía entre lo trivial y lo metafísico la pagaban caro, si en los checkpoints los soldados les obligaban a enseñar el reloj y veían la hora de la resistencia. Parece, sin embargo, que ese tiempo pasó.

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Además, parece que debemos creer que los israelíes, que serán perfectamente conscientes de la hora a la que nos han dejado salir del aeropuerto, no se lo han comunicado inmediatamente a los del checkpoint de Belén. ¿Debemos creer en esa eficacia sobrenatural de la que presumen los servicios secretos de este país o por el contrario comparten la desidia que a menudo afecta a quienes no somos pueblo elegido?

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Una duda: La gente sigue creyendo en la reputación mítica del Mossad. Me fastidia esta fe en los mitos. ¿Para qué hemos matado a Dios, para andar elevando altarcitos por todas partes?

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Finalmente no llegamos tarde, o los soldados del checkpoint nos esperan amablemente.

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Veo por primera vez el muro, ya contemplado antes en periódicos y reportajes. ¿Qué más se puede decir? Como gitano, acostumbrada mi alma durante siglos a que el ojo y el pie vaguen libres por donde quieran, me pica la piel por todas partes, se me erizan los pelos y un escalofrío me recorre el espinazo. Se me viene a la boca una sensación de náusea.

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Más allá, Belén. Algunas casas abandonadas y luego ya mansiones y la ciudad que se extiende por las laderas.

Recibimiento en el hotel. Cualquiera que lo viera, pensaría que nos acompaña la Virgen de Lourdes y hasta la de Fátima. En el hall del hotel hay una fila de personajes indistinguibles que nos van dando la mano según entramos. A mí esta especie de solemnidad extraña me recuerda al pésame de los entierros payos. Unas muchachas nos dan una especie de bufanda con los colores de la bandera palestina, rematada por flecos amarillos. Debe ser la versión local del Aloha hawaiano.

Por lo avanzado de la hora, debemos ir directamente al comedor para la cena. Los personajillos que llenan el hall y la acera, mezcla de botones, parientes, policías palestinos y amigos amables, descargan las maletas y las suben a la planta correspondiente.

Ya en el comedor, comienza a destacar un tipo por sus habilidades paranormales, en su caso, es capaz de mover ciertos objetos. Sin que el ojo humano pueda seguir su trayectoria, a lo largo de la semana comprobaré cómo, nada más llegar a un sitio, en la mano de este personaje aparece, como por ensalmo, un micrófono. Es siempre el primero en intervenir, y muy a menudo el último. Entre medias, para que no falte; en los autobuses comenta cosas. Cuentan que trabaja en un ministerio, que tiene familia en el servicio diplomático. Lo imagino durante el año en una pequeña oficina desangelada tachando días en el calendario, semana a semana, mes a mes, hasta la siguiente llegada de la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género.

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Desde la habitación del hotel se contempla un cerro no muy lejano, pero separado claramente de la estructura dispersa de Belén y de las otras ciudades árabes de Palestina, donde no hay regulaciones urbanísticas. Lo que cubre esa colina son chalets adosados todos iguales, rodeados por un muro, qué sorpresa, más abajo otra línea de casas y una valla. Típico asentamiento israelí en territorio ocupado, ocupación civil-militar multifuncional. De ahí salen los soldados para hacer incursiones, ahí pueden vivir quienes no se pueden permitir comprar vivienda en Israel, ahí se pueden concentrar los majaras de Dios dispuestos a luchar por Eretz Israel por medio del ladrillo.

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Los gitanos preferimos no tener dios para poder vivir lo más posible en presencia de lo sagrado.

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Hay aquí parlamentarias, concejalas, sindicalistas y otras cuya tarea no sabría precisar, todas de la línea PSOE. Qué curioso este maridaje de la supuesta izquierda de España con la derecha palestina de Fatah. Con qué gente más rara toca acostarse cuando se mete uno en la política de arriba.

A mí esto de tanta alfombra roja, me da qué pensar. En la calle, que es lo que yo conozco bien, la gente andaría con la mosca detrás de la oreja, porque aquí se está preparando un timo. Y no creo que haya ninguna duda de a quien le toca ser el primo.

Frecuento poco los arribas. He aprendido por fuerza a moverme en ellos, sobre todo a pasar desapercibido. Pa un gitano es lo más seguro, aunque a veces haya que ocultar un poco o un mucho la propia identidad. Por suerte, la identidad de los gitanos es versátil y soporta sin dificultad el que se la meta en un cajón por un rato. Eso es algo de lo que saben un poco quienes han tenido que jugar desde siempre con una baraja que no es la suya.

Con todo, mi espíritu no respira profundo hasta que siente bajo los pies el polvo del camino.

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Me ahogo. El territorio es escaso y está muy delimitado, cicatrizado por vallas, bloques de cemento, paredes, muros. Los checkpoints, cuando se pasan a pie, tienen mucho de embarque de ganado futurista y tecnologizado, aparte de ser una ceremonia persistente de la humillación. Una voz habla en hebreo por un altavoz mientras el cuerpo del que surge se oculta bajo un uniforme reforzado con parafernalia máxima que se mantiene dentro de una cabina blindada. Y la voz sigue hablando en hebreo, sorda a la falta de comprensión del en ningún caso interlocutor.

Cómo son las gentes que sólo hablan una lengua, les parece que en ella se expresa el universo.

Los de abajo hablan siempre varias lenguas. Al menos, dos: la suya y la de arriba. Aunque sean el mismo idioma.

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Ya sé a qué huele en Israel. Huele a miedo, eso es lo que tiene en común esta gente, llegada de todos los confines del mundo, que no comparte nada, ni religión ni rasgos ni lengua. Los hay laicos y los hay religiosos, y ambos de modos diversos y la lengua, la mayoría sólo la han aprendido al llegar a esta tierra. Esta tierra a la que creen tener derecho, aunque sus genes no la hayan pisado en todas las edades del planeta.

Lo que une a los habitantes de este país es el miedo, ese tufo amarillo y amargo. Los israelíes han convertido esa emoción tan humana en patrimonio nacional.

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Cuando no es muro con checkpoints, son vallas, bloques de cemento, torres de vigía, asentamientos que observan desde cada colina. Se me ocurre que los enfermos mentales no tienen que imaginar aquí paranoias autorreferenciales de persecución, la realidad posiblemente les desborda.

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No recuerdo si vamos a Ramallah o a Jericó. Tal vez hacia Nablús. Hemos pasado Jerusalén y atravesamos una zona árida y deshabitada. A ratos en las ondulaciones del terreno asoman pequeñas construcciones que parecen hechas de lata y sujetas con cuatro cuerdas. Cerca alguna cabra, algún niño. La gente en el autobús comenta: Beduinos. Más allá, un rebaño de camellos pasta junto a los únicos arbustos visibles.

Un guía palestino comenta: Esta gente es lo que vosotros llamáis gitanos.

La ofensa descuidada de su voz, esa búsqueda de complicidad con los visitantes en el desprecio del Otro.

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Hay carreteras que son para israelíes y hay carreteras que son para palestinos. ¿Hace falta decir cómo son las de cada quién? ¿Cuáles tienen farolas y paisajismo?

Lo que tienen los palestinos son olivares a los que no pueden acceder, terrenos vedados por misteriosas órdenes militares que los convierten en baldíos y luego en barracones prefabricados y luego en chalets igualitos con tejas rojas rodeados con verjas y muros.

Lo que tienen los palestinos son pinares en una colina a los que no pueden llegar desde el campo de refugiados, pocos metros más abajo, por una barrera que les sitia a perpetuidad.

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Desde el autobús se ven a trechos bloques de cemento de los que sobresalen extremos de tuberías metálicas.

Así roba Israel el agua de Palestina.

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Qué agobio. Y la mecánica del viaje que me trae una sensación similar. Hay que levantarse temprano para estar a una cierta hora. Bien está. Al venir, aceptamos ciertas condiciones. Llegamos a Jericó la primera mañana y nos esperan en una escuela, o tal vez no nos esperan, a juzgar por lo que les dura prepararse.

Y por fin, después de muchos dimes y diretes, después de mucho cambiar de sitio y esperar, salir y entrar, se monta la mesa en el estrado y llegan hombres, que al parecer son políticos, Cuántos hay. Y hablan. Que si son el gobernador y el alcalde y otras cosas que ya no recuerdo. Uno habla de la ocupación, de cómo afecta a la vida. Otro habla de la ocupación, de cómo afecta a la vida. Me queda clarísimo, por lo repetido, que la ocupación afecta a la vida, ahora el cómo no lo acabo de ver en lo tangible, por las palabras algo manidas de estos hombres.

A medida que pasan los días y los actos, hombres y mujeres desde detrás de una mesa hablan por un micrófono sobre la ocupación. Luego les veo irse en unos cochazos infinitos. No sé por qué me sorprende. Aquí, como en muchos otros lugares, los arribas saben poco de los abajos.

¿Esos coches interminables y pulidos tendrán que esperar en los checkpoints?

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Los historiadores hablan de la Nakba, la tragedia inconmensurable que supuso la creación del estado del Israel para los palestinos y para el resto del mundo árabe-musulmán. Se fecha en 1948. ¿No habría que situar su origen cuando el nazismo comenzó a crear campos de exterminio equipados con cámaras de gas? ¿O a cuando España y otras naciones europeas expulsaron a sus judíos? ¿No habría que remontarse a las acciones de antiguos gobernantes de Babilonia, Persia, Egipto o Roma contra los judíos?

Esa factura es la que está siendo pagada por los palestinos.

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A los palestinos se les han hecho miles de fotos. ¿Quién no ha visto imágenes de palestinos? Seguramente, las primeras que vimos no las habían tomado ellos. Jóvenes sin nombre ni historia, el rostro cubierto con una kufiya, lanzan piedras; otros jóvenes reciben golpes, son detenidos, están arrodillados ante un soldado.

Con tantas imágenes, los palestinos intentan controlarlas, como una forma de hacerse dueños de su destino. Así te guían por su realidad intentando generar imágenes en tu mente y en tu cámara, porque lo que importa es ese aparato, ese ojo que les permite viajar sin moverse de su lugar, con la esperanza de que su mirada se encuentre con unos ojos que no practiquen la indiferencia.

El pudor, la timidez, son lujos que aquí no existen, la gente no se los puede permitir.

A veces veo a algún niño por la calle, que elude una foto con timidez. En un campo de refugiados visitamos, más bien invadimos, la reducida casa donde vive la familia de un preso político. Allí unas muchachas, quizá sus hijas, intentan pasar de este allanamiento de su morada, como si al hacer como si no nos vieran, pudieran conseguir que desapareciéramos. Pero la tragedia ha de ser mostrada al mundo, las heridas tienen que ser puestas de manifiesto, todo sacrificio es poco por la causa.

Algunos nos vamos avergonzados.

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Antes del concierto de Jericó nos da tiempo a pasear un poco por la ciudad. Encontramos a algunas niñas, de las que hemos conocido por la mañana en la escuela donde se han hecho los talleres. Pasean con sus padres y hermanas. No han oído hablar del concierto. Charlamos con comerciantes, cambiamos dinero, curioseamos, compramos pequeñas cosas, tomamos un té. Nadie sabe nada del concierto.

Como no conocemos las dimensiones de la ciudad, imaginamos que de algún lado saldrán las veinte mil personas que se espera que llenen el estadio, según nos comentaron las organizadoras antes de venir.

Una vez allí, vemos que el escenario está dispuesto en el centro del césped seco. El público se sienta en la grada, en uno de los lados cortos del estadio, bastante vacío. Entre el graderío y el césped hay una valla metálica. En el lado interno, vamos a decir, los miembros de la delegación, técnicos y acompañantes palestinos. En el lado externo, el público palestino. En la valla hay algunas puertas con guardias que sólo dejan pasar a los españoles. ¿No le sorprende a nadie más que estas puertas estén cerradas a los palestinos? ¿No le horroriza a nadie que la policía palestina intente apartar a los abundantes jóvenes que se agolpan contra la valla? ¿Nadie más se vuelve loco por el simbolismo de esta situación? ¿A nadie más se le parte el alma?

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En Estados Unidos funciona un programa para jóvenes judíos estadounidenses. Se llama Birthright (“Derecho de Nacimiento”) y consiste en que estos jóvenes viajan a Israel durante varias semanas, con todos los gastos pagados por alguna de las transnacionales judaicas. El viaje tiene un contenido cultural, además de encuentros con personalidades del gobierno del Israel y ciertas charlas para que los participantes se vayan más judaicos de lo que llegaron.

No lejos de allí, la mayoría de los palestinos jóvenes no ha visto nunca Jerusalén. A pesar de eso, cuando cuentan que desde esta ciudad en los días claros se ve el mar, uno lo ve meciéndose en sus ojos.

En el llamado “proceso de paz” de Oslo no se alude para nada al derecho de nacimiento de los palestinos de la diáspora, al derecho a regresar a su tierra de quienes huyeron ante el terror israelí y se refugiaron en los países adyacentes. Ellos tampoco han visto Jerusalén. Ni el mar.

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Cuando Arafat regresó a Palestina y se estableció la ANP, entre sus primeros actos “de gobierno” estuvo el establecimiento de diez cuerpos de policía distintos. Posteriormente se crearon más.

De uniforme y de paisano, para despejar el tráfico, para reprimir las manifestaciones de condena por los ataques israelíes a Gaza, para rodearnos en los escasos paseos que nos permiten. Protegen escrupulosamente no se sabe muy bien a quién y de quién. A veces se nos acerca algún curioso y comenta: Cuánta pasma lleváis, ¿no?

Qué separación entre los señores de la ANP y la gente-gente.

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El concierto de Hebrón tiene lugar en un auditorio. Cuando comienza el acto, el lugar está medio vacío. El ambiente tampoco parece muy caldeado. Los espectadores de la primera fila miran las contorsiones de las cantantes con cierto aire de desaprobación.

Sale al escenario Paloma, de las “Hijas del Sol”. Paloma es una gran luna africana, enorme y colorada, que llena el espacio con su voz.

De repente, del fondo del auditorio, que está más alto que el escenario, comienzan a entrar soldados armados. Paloma se queda paralizada. Piensa, como el resto de los artistas sobre el escenario y quienes están entre bambalinas, que son israelíes. Los soldados uniformados van ocupando los asientos libres hasta llenar el aforo. Incluso algunos se quedan de pie, por detrás.

Entre cuchicheos, se va aclarando el desconcierto. Son soldados o policías palestinos. Deducimos que se les ha traído para rellenar los asientos libres. Luego lo confirma en el hall un palestino risueño, que ha recibido una llamada en su casa diciéndole que viniera a toda prisa, porque faltaba público.

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Los guetos fueron creados como proyectos productivos y durante muchos años formaron parte de la propaganda del régimen nazi. Los judíos aceptaron formar parte, como alternativa a una muerte rápida. En el gueto de Lodz, donde también se recluyó a gitanos, los judíos trabajaban en las industrias y posaban felices y sonrientes en sus bailes, bodas, reuniones, haciendo una vida ordenada bajo la atenta mirada de la propia policía judía del gueto. Se conoce todo esto gracias a un fotógrafo, Henryk Ross, que enterró sus fotografías y sobrevivió para volver a buscarlas.

Esas imágenes, sin embargo, nunca se han querido mostrar en su integridad. Muestran lo heroico de la resistencia, la dificultad creciente de las condiciones de vida del gueto, pero también las pequeñas traiciones del día a día, los minúsculos compromisos para sobrevivir, la colaboración.

El mensaje de estas fotos era y es demasiado ambiguo para los sistemas de propaganda, demasiado real.

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Hay dioses que ocupan tanto que no dejan lugar a nada sagrado. El dios Miedo es uno de ellos.

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Por aquí huele a timo que tira para atrás. Hay tantos en marcha que no sé si puedo contarlos. Todo son discursos, excusas, justificaciones. Da la sensación de que las organizadoras, su contraparte palestina y los israelíes participaran en un Eurovisión muy particular en que gana quien suelta más bolas, hace correr más rumores, inventa más excusas, lanza más bulos, usa más eufemismos en sus discursos. Tampoco sé de qué me sorprendo. La mentira, en su sentido más amplio, es uno de los ingredientes fundamentales de la dieta de los payos.

Mendacidad, fraude, bola, mentira, eufemismo, falsedad, excusas, hipocresía, exageración, superchería, embuste.

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El dios Miedo exige ofrendas constantes y generosas y tiene un altar en cada checkpoint. En éstos no son los palestinos quienes lo adoran sino los israelíes. No es que los palestinos no sientan temor o incluso pánico al sufrir este ritual cotidiano e ignominioso, para ellos es una emoción que se les obliga a tragar a la fuerza.

Pero no son ellos quienes lo han convertido en una religión.

Y siempre que hay un dios, surge alguien que se erige en Sumo Sacerdote para administrar el culto y la creencia. En el proceso no le suele ir mal a sus bolsillos. Alguien se habrá hecho rico con el Muro.

Cualquiera que tenga una empresa de seguridad en Israel tiene el éxito asegurado. Como quienes robaron a EEUU lo necesario para desarrollar el programa nuclear israelí. No se hicieron pobres, precisamente. Y además se convirtieron en heroicos patriotas.

¿Quién vende verjas eléctricas, cámaras de seguridad, detectores de metales, dispositivos de detección, uniformes, pelotas de goma, cánulas de gases, máquinas de rayos X?

Si Israel se liberara, es un soñar, del culto enfervorecido al dios Miedo, ¿cuántos se irían a la mierda? ¿cuántos empleos, cuántas industrias, cuántas fortunas?

¿En qué proporción se reduciría el personal del aeropuerto, sin los pequeños monaguillos del terror?

El culto al Miedo se ha convertido en una necesidad nacional.

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Fatah, como grupo líder del movimiento de liberación nacional palestino, se ha rendido. Para sus líderes, ha sido una rendición muy lucrativa. Los que no se han rendido están en prisión o duermen cada noche en un lugar distinto. No tienen despachos con amplios ventanales sobre alguna colina de Ramallah ni coches kilométricos.

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¿Qué espera a los palestinos en la mesa de negociación? La respuesta está antes mí. Hacía quince años que no venía, los mismos que hace que comenzó Oslo. Lo que mis ojos distinguen son los resultados del mal llamado proceso de paz. Donde antes Cisjordania tenía una cierta integridad territorial, ahora está estrangulada por el muro y dividida por las secciones y sub-secciones de la autonomía, que viene a ser un eufemismo para la avaricia colonial israelí. Aunque entonces, hace quince años, los palestinos tenían severamente limitado el acceso al uso de la tierra y del agua y había asentamientos, ahora éstos se han multiplicado, se ha instalado industria en Cisjordania, se ha asfixiado a Qalqiliya y Nablús. Los palestinos cada vez tienen menos acceso a su tierra, a su agua, cada vez tienen menos salida al exterior para vender o comprar.

¿A qué volver a la mesa de negociación? ¿A perder lo poco que queda?

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Día a día, los palestinos construyen una cuenta de dolor, desgranan el sufrimiento como una sibha, cuenta a cuenta, en un círculo que no termina. Finalmente ese desgranar se convierte en lo que son.

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Dice el filósofo judío italiano Giorgio Agamben que no se puede acabar de entender Auschwitz. Un abajo: Veo en la edición electrónica de un periódico judío que hace unos meses tuvo lugar en Jerusalén una manifestación muy peculiar, ante las oficinas del Primer Ministro. Con un sentimiento de zozobra y casi de timidez para una generación poco acostumbrada a mostrarse en público, los supervivientes judíos del holocausto que viven en Israel salieron a la calle para protestar por las condiciones en que viven, por el descuido negligente con que les tratan las autoridades. Algunos no tienen ni para comprarse una dentadura postiza. A veces tampoco para comer caliente.

Su situación tiene algo que ver con la de los indígenas en muchos países, donde se considera que el indígena, fuera del museo, estorba.

Hay una organización transnacional judía, el Claims Fund, que se ocupa de reclamar los bienes confiscados a los judíos europeos durante el periodo nazi, uno supondría que en nombre de los supervivientes judíos del holocausto pues, de otro modo, ¿qué legitimidad tendría? Sus altos cargos reciben sueldos en torno a los 250.000 dólares. Si estos altos cargos cobraran menos e hicieran más su trabajo, quizás los supervivientes del Holocausto no tendrían que manifestarse para reclamar una pensión.

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Nos encontramos en Tel Aviv con mujeres de izquierdas, pacifistas, feministas, anti-sionistas. Es el día después de la primera noche de bombardeo masivo en Gaza y llegamos hasta el mar, a un barrio fino con rascacielos. Luego vamos caminando hasta una especie de centro cultural que no desentonaría en California, con patios y árboles donde esta mañana de shabbat pasean familias jóvenes y risueñas con sus hijos en bicis o carritos.

En un pequeño teatro, apenas cómodo, nos esperan impacientes estas mujeres, no sólo porque llegamos tarde. Están deseosas de contar, de contarse, de que se sepa que aún quedan algunas personas cuerdas “en este país enloquecido”, en especial en esta mañana de guerra, como dice una de ellas. Hablan con voz vigorosa y directa. Una parte de su mensaje es sorprendentemente similar al de las palestinas: No nos dejéis solos, sed nuestros embajadores, llevad nuestra voz por el mundo.

Hablan luego de la violencia. Desde la violencia de un pueblo que ocupa un territorio ilegalmente contra viento y marea, que sojuzga diariamente a otro hasta la asfixia, hasta la que los hombres de ese pueblo no dudan en ejercer contra sus mujeres, sin olvidar la que se ejerce desde el núcleo de esta sociedad dominada por los askenazis nacidos aquí contra la periferia: árabes, judíos etíopes u orientales.

Comentan que aprecian un patrón de abusos sexuales en el gabinete de gobierno, se deben de ir acumulando los casos en que se sorprende al líder político con los pantalones por las rodillas. Para quien ocupa y dicta órdenes de asesinato en lo cotidiano, tirarse a la secre debe de ser pecata minuta, “porque yo lo valgo”.

Hablando luego con estas mujeres, algunas de las cuales parecen remontarse a la fundación del estado, encuentro la única dulzura que he encontrado en este país. Estas mujeres, que han vivido casi todo y en ese proceso se han ido despojando de casi todo también, desde luego han perdido el miedo hace bastante. Lo saben bien ellas: a las mujeres Dios tiene poco que ofrecer.

En ese soltar lastre, han ido perdiendo los jaeces de la feminidad; sólo ha quedado sabiduría y esa condición necesaria, esa suavidad tan rara por estos rumbos (que sin embargo, los palestinos no han perdido a pesar de más de sesenta años de Nakba).

En un momento de la conversación, hablan de lo que sufrieron cuando Irak les soltaba misiles al comienzo de una de las guerras del Golfo. Aquí se me cierra un círculo: hablan de algo que ya conocía por un relato de Kifah y Nadia. Ahora lo escucho desde el otro lado.

Puedo identificarme con su dolor y les doy la razón. Me rebaten, no les gusta, no aceptan ese gambito conversacional tan normal para establecer una complicidad, como los hombres que mean juntos, y que tanto nos ayuda a mantener nuestras por lo demás precarias certezas. Estas mujeres se sienten incómodas, no aceptan la jugada, no son capaces de abrirse al confort de los extraños.

No en vano viven aquí.

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En algunas fotos los palestinos se escapan. En las fotos llevan armas y son luchadores fuertes, heroicos y libres, sin checkpoints ni humillaciones. Las fotos son sus pasillos de huida, sus túneles para salir de la cárcel.

Y así regresan también cuando ya se han ido al reino de los muertos. O al paraíso de los mártires.

Así acompañan la vida de quienes quedan para seguir luchando.

A lo mejor, eso es la vida eterna.

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Cuando no es muro con checkpoints, son vallas, bloques de cemento, torres de vigía, asentamientos que observan desde cada colina. Se me ocurre que los enfermos mentales no tienen que imaginar aquí paranoias autorreferenciales de persecución, la realidad posiblemente les desborda.

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Para poder sentirse libre aquí, solo cabe mirar al cielo. Y el cielo queda lejísimos.

O no, según el tamaño de la bomba.

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Aparte de algunos secretos inconfesables, lo que Estados Unidos e Israel comparten es una falta casi total de sentido del Otro, esa incapacidad para abrir los ojos y ver a quien tienen delante como ser distinto de sí mismos, pero humano al fin y al cabo; esa rigidez arrogante que les impide abrirse amorosamente a ese Otro hasta encontrar lo que tiene de nosotros y nosotros de él.

Quien no es capaz de mirar al Otro no es capaz de mirarse a sí mismo y medirse por el mismo rasero. Así, la única razón que se entiende es la sinrazón, la fuerza, la bota propia impresa en el cuello del Otro, caído en tierra.

Este tipo de países se suelen convertir en grandes adoradores del dios Miedo.

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Veo a mi alrededor un uso distinto, perverso, de la fotografía. Este viaje es un ejercicio de pose ante determinados escenarios. No importa lo que se dice en los encuentros, si se llega a tocar lo real o no, aquí se está pensando ya en la foto. Foto que se espera que aparezca en cuantos más periódicos y publicaciones y medios mejor. Hay que justificar las subvenciones y la propia existencia como grupo, hay que extender la propia fama, que es un modo en sí de justificar la propia existencia. Tal vez lleguen nuevas subvenciones.

En Tel Aviv nos invitan a la manifestación que se va a hacer por la tarde en repulsa por los bombardeos masivos en Gaza. Pero esto sería demasiado real, y este viaje no se caracteriza por su realidad.

Mejor volver a Belén, a la esterilidad de una bonita vigilia con velas en la plaza de la Natividad. Estamos solos nosotros, pero nos acompaña la prensa, así que ya está hecho el evento. ¡Qué bella foto! Veníamos a presentar un informe sobre la situación de las presas, ¿no? ¿Y qué era aquello de pedir su liberación?

Los objetivos del viaje son ahora apenas un recuerdo en la mente de algún nostálgico.

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¿Se puede llegar a entender Gaza? Si los supervivientes lograran volcar su rabia indefensa y su carne desgarrada y sus hijos devorados por las alimañas en un papel o en una entrevista, ¿seríamos capaces de escuchar y de ver sin convertirnos en estatuas de sal? ¿Y qué nos ocurriría después?

La diferencia entre Auschwitz y Gaza es que el primero tuvo lugar en un mundo que ahora nos parece relativamente inocente, donde aún no había tenido lugar un Auschwitz.

Gaza se produce en un mundo donde creíamos conocer la extensión del horror, precisamente por la memoria de Auschwitz. ¿De qué sirvió? ¿Sólo de ensayo?

 
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